Descubre Los Cabos
Estamos en el paralelo 28 a la altura del Pico de Montaña en la Sierra de San Francisco Baja California Sur, con coordenadas de la carretera número 1.
Bajar la velocidad es indispensable para entrar a otra dimensión de coníferas y campo abierto, internándose al mismo tiempo en zona confortable y verde, siendo la Sierra de La Giganta nuestra anfitriona natural.
Al final de la más larga y majestuosa península del mundo, la naturaleza tenía escondida una de sus más preciosas joyas: Los Cabos, un santuario marítimo. Es un corredor turístico versátil que comprende principalmente los poblados de San José del Cabo y Cabo San Lucas. En el trayecto de un cabo a otro puede apreciase un espectáculo único por ser natural: el cielo, el inmenso Mar del desafiante Golfo de California, con sus ballenas grises y el desierto con sus cactáceas y vegetación viva y salvaje.
Estamos en las profundidades del cielo y el mar, santuario que alberga aproximadamente doscientas especies marinas. Cabo Pulmo se encuentra en el Atlas de los sitios mas biodiversos del mundo. Son las vísperas del viaje, vamos en círculo lo que me recuerda a las carreteras en Italia.
Desde las alturas entramadas de canteras rosadas antes de descender, se abre un ojo de agua clara color esmeralda con arenas ocres que se vislumbra al atardecer.
Cuentan los abuelitos cabeños que cuando la confianza era tal que se vivía de puertas abiertas y en la calle grande donde hoy está la Casa de la Cultura se organizaban quermeses y fiestas, era tradición tomarse la siesta, por lo que no había un alma por la calle... Cuando las vacas y los mangos viajaban por barco y de vez en cuando venía algún circo o teatro a la calle Mijares, aún sin pavimentar, donde se organizaban carreras de caballos... Recuerdos de un imaginario local reacio a olvidar esa alegría relajada y tenaz, por el duro clima y lejanía.
Conocida por muchos como tierra incógnita por su misteriosa geografía y paisaje, y por ser una extraordinaria región del país que hasta hace poco era considerada zona árida, remota y un sitio difícil de acceder, hoy es posible descubrir gracias a los guías que resguardan parte de nuestra cultura.
Remota... porque es y ha sido conocida por tener uno de los paisajes y ambientes más aislados de la tierra. Increíblemente esta región permitió en la basta cantidad de ambientes costeros y la sierra. Establecimiento del hombre mediante grupos de cazadores desde tiempos tan remotos como la edad del Pleistoceno y hasta la llegada de los misioneros jesuitas a finales de 1700.
Hoy, a poco más de 60 años de distancia del primer hotel construido en la zona, Los Cabos se ha convertido en el centro turístico más exclusivo de México con sus campos de golf de nivel mundial, sus complejos hoteleros de gran clase y sus testimonios materiales y humanos del lejano y cercano pasado que nos dan una identidad, a veces borrosa, a veces clara de los oriundos y de los neocabeños.
Empezó el equinoccio de otoño. Los niños nativos corren tras las cobras entre el monte y en los arroyos secos; la mayoría de las veces, en el atardecer, cuando refresca, estamos en el Palmarito. Estamos explorando las pinturas rupestres del estado de Baja California Sur, a una hora del Palmarito, pintadas por los cochimíes, con 7,000 años de antigüedad. Estas pinturas son especiales y espaciales por su posición. Es otro gran mural de 13 metros pero vertical.
En los Cabos podrás explorar las hermosas playas, manejar un vehículo todo terreno en las dunas, escalar una montaña, pescar, hacer canopy, velear, cenar en un yate al atardecer, nadar con delfines, bailar y divertirse en los bares, volar en helicóptero, hang gliders o en paracaídas; pasear por el viejo pueblo lleno de galerías de arte, jugar golf en los inmaculados y reconocidos campos a nivel mundial, comer en los deliciosos restaurantes, ir por un safari al desierto, montar motos acuáticas o caballos; o bien, sumergirte en un submarino y ver el impresionante mundo acuático del Golfo de California.